Operación 'Salvar el invierno': la jugada energética de Europa contra Rusia

2022-11-15 16:43:26 By : Ms. Nancy Dai

El grifo del gas ruso se puede cerrar en cualquier momento, sin previo aviso, dejando a los europeos desprovistos de calefacción e industria de cara a un invierno incierto. Esta es la máxima que impera en los concurridos despachos de la Comisión Europea. Esa y la de utilizar todas las fuentes energéticas a mano, incluso el carbón. Desconocer cuándo puede ocurrir el cierre y la imposibilidad de una reacción contundente es lo que inquieta a la Unión Europea.

Tras el REPower EU, la Comisión Europea acaba de publicar su "Save Gas for a Safe Winter", un documento escueto y directo en el que establece las exigencias de suministros de gas para el futuro. Para asegurar el abastecimiento, la medida estelar es reducir el consumo de gas un 15% en todos los países de la UE desde el 1 de agosto hasta el 31 de marzo del próximo año. Así, los menos dependientes de Rusia apoyarán la diversificación de las importaciones de gas de otros, priorizando los que tienen un mayor yugo ruso.

La premisa es ser prevenidos para no quedar desprotegidos. En otras palabras, más vale prevenir que curar. Todos deben arrimar el hombro para dar cobertura y apoyo a los que tienen una mayor dependencia energética del gas ruso. Así, se abre un abanico de diferentes proveedores de gas natural licuado para tener más capacidad de diversificar la oferta; un mayor surtido de países exportadores de gas.

Esta medida no ha sentado bien en las oficinas del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. En palabras de la vicepresidenta Teresa Ribera, "España no apoya esta propuesta", un posicionamiento rotundo. "Hemos hecho los deberes con el objetivo de garantizar la seguridad de suministro. Y eso explica por qué podemos ser solidarios. Queremos ayudar de forma solidaria, poniendo a su disposición todas nuestras infraestructuras, toda nuestra capacidad de apoyo, pero queremos ayudar defendiendo el respeto que nos merecemos también los españoles y la industria española", ha señalado.

De manera temporal, el tizón del carbón volverá a teñir de negro los planes energéticos de Europa. Así lo asevera el documento, dejando la veda abierta a introducir la quema de carbón para la generación eléctrica. No obstante, recuerdan que la prioridad es cambiar los combustibles por fuentes de energía limpias, siempre que sea técnicamente factible, de manera oportuna y rentable.

Pese a ello, es más rápido reactivar una central silente que instalar una planta renovable en los plazos propuestos por la Comisión Europea. No queda ahí. También abre la posibilidad de cambiar el gasóleo y que ambos, carbón y fuel, puedan ser subvencionados momentáneamente por financiación estatal o europea.

La ola de indignación ecologista no ha tardado en llegar. Greenpeace ha sido tajante en su reacción: "Lo que hemos obtenido es una luz verde para que las industrias vuelvan a recurrir a fuentes de energía insostenibles como el petróleo y el carbón, un inadmisible paso atrás; mientras que los hogares, cuyas necesidades energéticas para la calefacción aumentan durante la temporada de invierno en Europa, se quedan sin apoyo real y sin alternativas concretas".

Otro pilar importante es el ahorro energético, enfocado principalmente a la reducción de la calefacción y la refrigeración. La Comisión insta a todos los Estados miembros a que lancen campañas de concienciación pública para promover esa reducción de calefacción y refrigeración, a gran escala, y a aplicar la Comunicación de la UE sobre el ahorro de energía, que contiene numerosas opciones a corto plazo.

Para dar ejemplo, los Estados miembros podrían ordenar una reducción selectiva de la calefacción y la refrigeración en los edificios gestionados por administraciones públicas, como ya propuso el Gobierno de España, limitar la temperatura del aire acondicionado en interiores y más empleo del transporte público, entre otras medidas.

Además, la Comisión Europea, dentro de su Plan de Reducción de Demanda, también ayudará a los Estados miembros a identificar y priorizar, dentro de sus grupos de consumidores "no protegidos", los clientes o instalaciones más críticos, basándose en consideraciones económicas generales. Para ello, selecciona una serie de criterios basados, en primer lugar, en la importancia social, incluyendo sectores como la salud, la alimentación, la seguridad, las refinerías, la defensa y la prestación de servicios medioambientales.

En segundo lugar, estarían los criterios respecto a las cadenas de suministros transfronterizas, en los que se incluyen sectores o industrias que proporcionan bienes y servicios críticos para los suministros de la UE y los daños en las instalaciones, para evitar que se puedan producir importantes retrasos para reanudar la producción, reparaciones, aprobación normativa y costes. También se tendrán en cuenta las posibilidades de los distintos países de reducción del consumo de gas y de sustitución de productos y/o componentes, en la medida en que la demanda de productos o componentes puede satisfacerse a través de las importaciones.

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, no deja lugar a segundas interpretaciones: "Rusia nos está chantajeando, Rusia está usando la energía como arma. Por eso, sean parciales o totales los cortes, Europa necesita estar preparada". Europa va con todo contra la dependencia energética rusa, evadiendo la emergencia climática actual de manera temporal. El próximo martes 26 se debatirá su aprobación final en el Consejo Europeo de Energía.

El grifo del gas ruso se puede cerrar en cualquier momento, sin previo aviso, dejando a los europeos desprovistos de calefacción e industria de cara a un invierno incierto. Esta es la máxima que impera en los concurridos despachos de la Comisión Europea. Esa y la de utilizar todas las fuentes energéticas a mano, incluso el carbón. Desconocer cuándo puede ocurrir el cierre y la imposibilidad de una reacción contundente es lo que inquieta a la Unión Europea.